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Nuestros diarios online crecen, engordan y enloquecen

    El mundo de los diarios online está últimamente muy revuelto. Parecen seguir un denominador común pero se suceden quiebros constantes, casi siempre de última hora, que hacen presagiar nuevos rumbos. La pasada semana The Wall Street Journal publicaba una nueva revista trimestral (en 2009 será mensual) para satisfacer las demandas de sus anunciantes que buscaban un nuevo espacio de gran calidad y con un formato diferente.

    WSJ magazine

    El resultado es un primer número que también ve la luz pero de forma gratuita en Internet. Sin embargo el acceso a la revista aparece ligeramente perdido en el menú lateral del WSJ mientras el resto de accesos generales, portales y suplementos del grupo se colocan en la cabecera. Es posible que frente al orden establecido desde los inicios comience a surgir un desorden temporal como si se tratase de regular, normalizar aquello que es excepcional.

    Como señala Daniel Innerarity en su Elogio del desorden (PDF, 448 Kb) :

    Las dificultades del orden también representan una posibilidad: comprender mejor la fluidez del presente, reconocer de qué modo el orden y el desorden se entrelazan y dan lugar a nuevas formas de orden más flexibles. Un orden así no es algo que se conserva inmunizándolo frente al movimiento. La gestión del desorden no es una acción defensiva, una operación restauradora, sino una conquista, una creación constante.

    Por otra parte parece que nada se puede conquistar con total seguridad e Internet es una de esas grandes batallas infinitas que acaba de comenzar. No sabría decir que significa para Rupert Murdoch reducir costes pero no parece que esa haya sido la estrategia empleada para el lanzamiento de ese primer número. Es el deseo irrefrenable de ser diferente, bello y útil. Una mezcla difícil y arriesgada pero que en este caso… funciona. Veremos si en el número de diciembre se mantiene. La pregunta es…¿a costa de qué y de quién?.

    Cada grupo busca su forma de distribución a partir de ajustes, nuevas formas y nuevas prácticas manteniendo como válidas aquellas acciones que siguen formando parte del denominador común. La transformación, la búsqueda de modelos de negocio claros y necesarios para la producción de información de calidad se convierte en el objetivo de todos los diarios.

    Llenar los espacios con un poco de todo parece ser la clave para dejar contento a cada usuario con independencia del orden que se establezca, pues al fin y al cabo no hay orden. El objetivo es crear una red, una comunidad y sobre ella un entramado de prácticas capaces de rentabilizar toda la estructura.

    cabecera web del wsj

    cabecera de eleconomista.es

    Hay complejidad pero no hay elegancia para lograr la simplicidad. Esto lo sabe bien el sr. Maeda, recien estrenado presidente de la Rhode Island School of Design (RISD), al afirmar a partir de sus leyes de la simplicidad que «cuantas más cosas complejas se encuentren en el mercado, más resaltarán aquellas que son sencillas». Supongo que algún día alguien se dará cuenta y recuperará viejas prácticas que siempre han funcionado para recuperar la calidad, la simplicidad a partir de la «reducción razonada».

    Y hablando de reducción y como ejemplo de máxima integración y convivencia de la simplicidad y la complejidad me quedo con el medallero olímpico del New York Times. Una manera muy inteligente de marcar la diferencia.