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Interfaces cerebro-ordenador

    Producir un sonido solo pensando en él, dirigir una silla de ruedas con la mente o capturar señales neuronales para enviarlas a diferentes dispositivos son cuestiones científicas  que la neurociencia ha ido resolviendo en el transcurso de los últimos años.

    Pere Estupinya daba cuenta de estas y otras maravillas de la neurociencia a finales de 2008. Y entre ellas habla de un reportaje, del programa 60 minutos de CBS News, en el que hacen referencia al caso del neurocientífico Scott Mackler.

    Se le diagnosticó la enfermedad de Lou Gehrig a los 40 años y, aunque su única forma de comunicación era mediante el movimiento de los ojos, los avances científicos le han permitido registrar sus pensamientos y enviarlos a un ordenador que los procesa.

    Scott tiene un casco que recoge la actividad eléctrica de su cerebro y le permite seleccionar letras simplemente por pensar en ellas. A continuación el ordenador las convierte en frases organizando así una comunicación fluida.

    El proceso es lento ya que tarda unos 20 segundos en seleccionar una letra (dedicó una hora a dar respuesta a las 16 preguntas que le formularon), pero gracias a esta interfaz puede comunicarse con su familia o seguir aportando ideas a su trabajo.

    Aunque las interfaces cerebro-ordenador puedan ser utilizadas para facilitar la comunicación de personas que sufren enfermedades neurodegenerativas o lesiones traumáticas, se comienzan a valorar cuestiones éticas ante el temor de que puedan ser utilizadas para fines no terapéuticos.

    Diversos estudios realizados con roedores, primates o seres humanos, como los casos presentados por Pere, han animado a seguir trabajando con las interfaces como una alternativa potencial que mejora sustancialmente la comunicación.

    Algunos de los grandes retos de la neurociencia siguen siendo el restablecimiento de conductas motoras complejas o la evolución de los implantes a partir de la ingeniería de tejidos orgánicos y nanomateriales.

    Estos retos y los misterios de la mente siguen siendo interrogantes que la ciencia trata de descifrar y que en un futuro esperemos puedan ser resueltos.